«No es que quiera que le hagan daño ni nada, pero un poco sí». Con estas palabras justifica Román Bisaña su estrategia consistente en difundir el rumor de que su jefe es hijo bastardo del rey emérito. La intención es, según dice, «que se lo carguen», aunque no especifica de qué manera ni si eso se traduciría en su muerte.
Bisaña lleva semanas intentando convencer a sus compañeros de que su superior «se parece mucho al borbón» y recuerda que, por edad, «bien podría ser hijo suyo». No aporta pruebas más allá del supuesto parecido físico, que según algunos «no es tal».
«No es solo el parecido. Es también esa actitud como de saberse impune», señala este trabajador, que ahora planea convencer al propio jefe para que sea él quien reclame a la Casa Real «y a partir de ahí, veremos qué pasa».
Bisaña ha comentado en las redes sociales que «mi jefe, don Julián, hijo del emérito, estará esta tarde tomando su cortado en el bar Los Maños, para que se sepa». Y ha deslizado la posibilidad de que esté planeando «destapar la verdad mañana mismo en los medios».