Albert Solà Jiménez, de 66 años, murió el sábado en un bar de La Bisbal (Girona) de manera súbita. Era conocido porque aseguraba ser hijo del rey emérito, hecho que ha despertado el interés de Juan Carlos I, que ha comunicado a la Casa Real esta mañana su intención de viajar a España para acudir a su funeral. «No era mi hijo, pero la muerte de un español me afecta siempre, y quiero mostrar mis respetos», ha argumentado el emérito.
Visiblemente conmovido «porque se fue de improviso, y cuando un español se va de improviso el golpe es siempre mayor», Juan Carlos I ha querido recordar que «de algún modo, mi relación con cualquier ciudadano de España es paternofilial, al margen de lo que diga el ADN. Y Albertito estaba siempre pensando en mí, siempre hablando de mí. Nos parecíamos mucho, porque yo también pienso mucho en mí. Es algo que va más allá de la biología».
El emérito ha confirmado también que aprovechará su viaje a España para participar en una regata en Sanxenxo a bordo del «Bribón» y «en honor a ese hombre que no era mi hijo».