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Logran que Boris Johnson dimita prometiéndole una fiesta de despedida inolvidable

"HÁBLENME DE ESA FIESTA", HA PEDIDO JOHNSON, DANDO A ENTENDER QUE ESTABA DISPUESTO A DIMITIR

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Litros de alcohol y una fiesta épica. Era lo único que se necesitaba para convencer a Boris Johnson para que anunciara su dimisión. Más de medio centenar de cargos de su Ejecutivo habían dejado sus puestos y el Partido Conservador no sabía qué más hacer para echarlo, aparte de redoblar la presión. Al final, ha valido más la maña que la fuerza. «Por las malas se enrocaba, pero alguien ha dicho ‘fiesta’ y se le han puesto los ojos como platos», explicaban esta misma mañana a The Times fuentes del gobierno británico.

«Primer ministro, usted sabe, en su corazón, qué sería ahora lo correcto, que es irse”, había escrito esta misma mañana a Johnson el recién nombrado ministro de Economía, Nadhim Zahawi. Horas después, añadía lo siguiente: «Ah, señor Johnson, ni que decir tiene que la despedida estaría a la altura de lo que usted merece y espera. Sería un desfase épico, como no se ha visto nunca. Una despedida por todo lo alto: alcohol, mujeres, drogas… el cielo es el límite».

Suella Braverman, la abogada general del Ejecutivo (la máxima asesora legal de Downing Street), ha sido la primera en hablar con claridad: «Bailes con espuma, camisetas mojadas… yo estoy dispuesta a enseñar una teta». A media mañana, Johnson, que hasta entonces se había atrincherado en su despacho, empezaba ya a preguntar por los detalles de la celebración. «¿Estaríamos hablando de barra libre y putas?», respondía por correo electrónico, abriendo una brecha de esperanza entre los diputados conservadores.

Johnson, de 58 años, presentará hoy mismo su renuncia ante la reina Isabel II y aprovechará para invitarla personalmente a la fiesta de despedida, que se ha convertido desde hoy en su única obsesión. «Si se apunta la vieja, el fiestón saldrá en los libros de historia», ha prometido.

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