Esta semana, las autoridades han descubierto que un gato siamés perro policía mintió en su currículum. Aunque el animal era mucho más pequeño que los demás y mucho más independiente, los agentes no sospecharon nada hasta hace unos días, cuando lo descubrieron ronroneando en el vestuario. “Pensábamos que era un lobo solitario, de esos policías que van a su bola”, reconocen sus compañeros.
Durante los dos años que estuvo en el puesto, el gato siamés perro policía no incautó ni un solo gramo de cocaína, solo atún y sardinas. “En su currículum ponía que era un pastor alemán, así que se le ofreció el puesto”, explican desde la comisaría de Toledo en la que estuvo trabajando. “Se pasaba su jornada laboral lamiéndose los genitales, algo muy habitual entre los agentes”, se justifican.
El gato siamés era de los peores agentes del cuerpo y jamás consiguió cerrar ningún caso. “Los delincuentes lograban distraerlo con un cordel”, confiesan las autoridades. En sus meses de servicio, los bomberos tuvieron que acudir a rescatarlo en numerosas ocasiones. “Pensábamos que era mala suerte”, insisten sus excompañeros. “Se quedaba colgado en los árboles en plena misión”, añaden. Explican además que, en los interrogatorios, se quedaba dormido en el regazo del sospechoso, una técnica que les parecía «extraña» y que suponían que tenía por objetivo ablandar al presunto criminal.
A partir de ahora, la Policía estará mucho más atenta a los currículums para que nadie entre a trabajar en el cuerpo sin estar capacitado para ello. El chimpancé pigmeo que desde hace años trabaja en Recursos Humanos ya ha anunciado que no volverá a dejarse engañar de esta manera por nadie.
