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Filósofos investigan un argumento que supere en contundencia a una buena hostia

SU META ES DESARROLLAR UN SILOGISMO "QUE TE REVIENTE"

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Los filósofos Thomas Icard y Ray Briggs, del Departamento de Filosofía de la Universidad de Stanford, han anunciado hoy el inicio de una investigación pionera que tiene por objetivo el desarrollo de un argumento capaz de superar en contundencia «a una buena hostia» e incluso «a un puñetazo en toda la cara». Existen, según ellos, vías para provocar un severo daño físico alterando con la palabra estados mentales subjetivos.

«El objetivo no es la violencia en sí misma. Al contrario, buscamos que, con el uso de la palabra, se pueda amedrentar a alguien sin tener que usar los puños, incluso si ese alguien mide dos metros y tiene una masa muscular capaz de mandarte al hospital», comenta Briggs, admitiendo que este proyecto «viene motivado por años de desprecio a los empollones como nosotros, años de gafas pisadas, de collejas y de abusos ante los cuales cualquier réplica ingeniosa se quedaba corta».

«Si, con un silogismo, pudieras reventar a alguien y dejarlo noqueado en el suelo, igual no me habrían atracado seis veces en menos de un mes», señala Icard, insistiendo en que «nunca antes la comunidad de filósofos se había volcado así en un proyecto de investigación».

Los pensadores creen que es injusto, por ejemplo, que una proposición como «el ser humano es finito y mortal» no le deje a uno tiritando, aquejado de un intenso dolor de cabeza o incluso sangrando. «Es desproporcionado el dolor que sentimos cuando nos parten la nariz de un puñetazo y la absoluta falta de reacción física cuando nos enteramos de que no viviremos para siempre, o de que nuestros seres más queridos algún día desaparecerán y no los veremos más», comenta Briggs. El problema, según señalan ellos, es «la distancia entre los argumentos abstractos y las conexiones nerviosas», algo que se comprometen a resolver «para que, diciendo solo tres o cuatro cosas bien dichas, estos acosadores hijos de puta se vayan a casa escaldados».

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