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Se confirma que el rey emérito estaba desentrenado: ha hundido el barco a los siete minutos, matando a toda la tripulación

"YO AVISÉ", SE HA EXCUSADO

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Juan Carlos I ha sido recibido esta mañana por vecinos, curiosos, amigos y periodistas en el Real Club Náutico de Sanxenxo (Pontevedra), donde pretendía participar con la tripulación del Bribón en el trofeo InterRías. El rey emérito, quien ayer rompió con su regreso a España una ausencia de casi dos años, avisó a sus compañeros de regata de que estaba «desentrenado», cosa que se ha confirmado en cuanto ha puesto el pie sobre la embarcación, que se ha hundido y ha explotado en solo siete minutos. Ha muerto ahogada toda la tripulación, formada por 14 personas, salvo él mismo, que ha logrado huir en un bote salvavidas.

«No ha podido subir nadie más [al bote salvavidas] porque yo necesitaba estirar las piernas… Ya dije que estaba desentrenado para navegar, pero quería ponerme a prueba», ha declarado al llegar a la costa. Según han podido grabar las cámaras, el Bribón ha virado siete veces y luego se ha puesto, de forma inexplicable, cabeza abajo, sentenciando a todos los compañeros del rey (él se ha salvado porque ha sido el primero en saltar, mientras los demás intentaban salvar la embarcación).

A los pocos minutos, y mientras el rey golpeaba con los remos a los compañeros que intentaban subir con él a su bote hinchable, el Bribón ha explotado y los pocos supervivientes habían conseguido salir a flote han muerto calcinados.

Fue idea del emérito llenar el barco de combustible «para poder poner el turbo, como en los viejos tiempos».

«Ha ha ido por poco, pero al final todo ha salido bien, ya dije que haría lo que pudiera», ha dicho excusándose justo antes de reunirse con los familiares de las personas fallecidas. Según algunos expertos, es el peor desastre naval español desde la batalla de Trafalgar.

Pese a su nefasto trabajo capitaneando el barco, una muchedumbre ha recibido al emérito a su vuelta al puerto con gritos de «Viva el rey» y se han ofrecido voluntarios a zarpar con él en cuanto consiga un nuevo barco.

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