Solo unas horas después de que el Consejo de Ministros haya aprobado el fin de la imposición de las mascarillas, Pedro Sánchez ha comparecido de urgencia para prorrogar «como mínimo cuatro semanas más» la obligatoriedad de su uso porque, según él mismo ha reconocido, ha encontrado una caja de mascarillas nuevas en casa que necesita gastar. «Siento haber calculado mal, sé que hay muchas ganas pero pido paciencia», ha dicho.
«Estoy seguro de que muchísimos españoles se encuentran en la misma situación que yo y agradecerán que las mascarillas sigan siendo obligatorias unas semanas más porque, de lo contrario, habría que dejarlas sin usar y es tirar el dinero y no podemos confiar en que haya otra ola de la pandemia que nos obligue a recuperar su uso en el futuro», ha declarado el presidente.
El mandatario ha prometido que muy pronto, «en cuatro o seis semanas, ocho como mucho o doce, doce a más tardar», será posible volver a entrar en comercios y restaurantes sin cubrebocas y que él mismo va a intentar usar los ejemplares que le quedan al mayor ritmo posible. «Soy consciente de que los españoles están deseando, tras 700 días, ver a sus vecinos y compañeros de trabajo con la cara descubierta, por lo que me comprometo a usar todas las que pueda e incluso tomando decisiones radicales, como por ejemplo estrenar una nueva cada día», ha prometido.
«Cuando me queden pocas, aviso», ha dicho el presidente, a quien por ahora le quedan 120 mascarillas por «gastar».
En la misma comparecencia, Pedro Sánchez también ha decretado que se anularán algunos eventos, como por ejemplo el Festival de Benicàssim, porque se quedó sin entrada.