Esta semana, la empresa de reparto Glovo ha implementado un servicio premium con el que, por dos euros más, los repartidores no paran en los semáforos y por tanto los clientes podrán recibir antes su pedido y disfrutar de su comida en un tiempo récord. “Nuestros repartidores no pararán ni en semáforos, ni en señales de stop, ni en nada, simplemente irán pedaleando o acelerando todo el rato hasta llegar al destino”, informan desde la compañía.
De esta manera, Glovo refuerza su compromiso con sus clientes demostrando que el objetivo principal de la compañía es la calidad del servicio, pasando por encima de “aspectos secundarios” como la integridad de los repartidores. “Siempre habrá un repartidor suplente preparado por si al repartidor titular le atropella algún coche, no vamos a dejar que a nadie le llegue tarde o no le llegue su pedido”, avisan desde la dirección de la empresa. “Los semáforos no pueden estar interponiéndose entre nuestros clientes y sus hamburguesas”, aclaran.
Los repartidores de Glovo también irán sin casco para demostrar que la comida de los clientes es mucho más importante que sus vidas. “El cliente lo que quiere es que la comida le llegue rápido y el resto es irrelevante. Saber que una persona ha arriesgado su integridad física para que tú te ahorres entre uno y tres minutos de espera es lo que convierte una cena mediocre en una experiencia única”, añaden.
La compañía de reparto también ha informado de que, por 50 céntimos más, los clientes podrán golpear a los ‘riders’ cuando los vean por la calle. “Nada abusivo, una colleja de vez en cuando si se cruzan por la calle para que sepan quién manda”, apuntan desde la dirección.
