«Daba por hecho que era un primo con el que se llevaba mal». Con estas palabras reconocía esta mañana Margarita Manchón que creyó durante treinta años que «el Pepe», al que alude frecuentemente su madre, era un familiar. «Lo de que está hasta el Pepe lo repite constantemente, y yo siempre pensé que igual lo que tenía que hacer era sentarse con el Pepe y tener un encuentro cara a cara para limar asperezas», comenta. Por prudencia, sin embargo, prefirió «no meterme entre ella y el Pepe».
El pasado lunes supo la verdad cuando, después de oír a su madre decir «me suda el Pepe», le preguntó por qué le irritaba tanto el Pepe y le sugirió que se lo hiciera mirar. «Mi Pepe está perfecto, incluso después de haberos parido a las tres», respondió la mujer, dejando a Margarita estupefacta. «¿Si el Pepe me parió a mí, entonces tú quién eres?», preguntó, dando pie a un diálogo de besugos.
«Es gordo y peludo, pero no es un señor», aclaró finalmente la madre de Margarita.
Aunque agradece haber despejado sus dudas, Margarita Manchón se pregunta ahora por qué nadie la avisó de que cometía un grave error al bautizar a su propio hijo con el nombre de Pepe. «Ahora mi niño tiene nombre del coño de mi madre porque nadie se atrevió a sacarme de la ignorancia», lamenta.