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Una mujer que asesinó a otra mujer para robarle el trabajo, la familia y la identidad no puede evitar tener el síndrome del impostor

"HAY QUE TENER AMOR PROPIO, PERO ES NORMAL SENTIRSE INSEGURA A VECES", DICE ESTA IMPOSTORA

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«A veces me despierto por la mañana y, antes de besar a mis falsos hijos e ir a mi falso trabajo, pienso que no voy a ser capaz de hacerlo, que soy un fraude», se dice a sí misma cada cada mañana Isabel Ruipérez, una mujer que asesinó a otra mujer para robarle el trabajo, la familia y la identidad y que no puede evitar sentirse atormentada por el ‘síndrome de la impostora’. Se trata de un problema de autoestima y confianza que afecta a muchos profesionales, sobre todo a mujeres y especialmente a mujeres que han asesinado a otras mujeres para usurpar su vida.

Según dice Ruipérez, hay mañanas que se mira en el espejo y se pregunta si realmente merece estar donde está o simplemente su posición se debe a que ha estado observando a alguien durante años hasta el punto de imitar sus gestos, someterse a costosos y dolorosos procedimientos quirúrgicos para parecerse a esa persona y finalmente asesinarla y emparedarla en el sótano. «Es normal sentirse insegura y pensar que eres un fraude cuando ves que todo el mundo cree que eres una arquitecta competente que se llama Marisa García cuando tú crees, en el fondo, porque así es, que eres Isabel Ruipérez y no eres arquitecta sino una psicópata… Pero al final tienes que quererte un poco tú también, jaja», defiende esta mujer.

«Ya sé que son cosas mías, pero siento que no merezco estar aquí, fíjate qué tontería», confiesa.

Muchas veces las mujeres que son exitosas (porque han arrebatado ese éxito a otra mujer a la que han asesinado) sienten que no merecen ese éxito. «Lo admito, incluso ahora siento que ni siquiera soy quien digo ser y que en algún momento se descubrirá la farsa y todo el mundo averiguará que soy mucho más torpe de lo que soy», dice Marisa (o sea, Isabel).

El síndrome del impostor es mucho más común entre mujeres que entre hombres. «Muchas veces me pregunto si los hombres que asesinan a otros homres para robarles la identidad se sienten también tan inseguros como las mujeres que asesinamos a otras mujeres para robarles la identidad», razona Isabel.

«Incluso ahora me pregunto si son reales las sirenas de policía que estoy oyendo porque finalmente han descubierto que no soy quien digo ser o si están solo en mi cabeza porque soy muy insegura», explica para concluir.

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