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Un grupo de amigos se ve obligado a tener hijos y formar una nueva sociedad en una Escape Room de la que no han sido capaces de salir

DESDE 2017 INTEGRAN UNA SOCIEDAD DE 15 PERSONAS CON SU PROPIA CULTURA

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La prensa se ha hecho eco esta semana de la emocionante historia de un grupo de amigos formado por seis personas que se ha visto obligado a tener hijos y formar una nueva sociedad en una Escape Room de la que no han sido capaces de salir. El grupo de amigos ingresó en la Escape Room para celebrar un cumpleaños en 2017 y desde entonces han permanecido ahí dentro porque no han encontrado la salida.

Lo que empezó como una actividad lúdica de tres chicos y tres chicas ahora es una sociedad de 15 personas con sus propias normas y su propia cultura. Los primeros niños empezaron a llegar ya en 2018 y desde entonces se han ido sucediendo los nacimientos hasta conformar una sociedad propia. “Ahora han establecido una democracia parlamentaria pero primero hubo fases dictatoriales e incluso un régimen fundamentalista religioso, ya que la temática de la Escape Room era satánica y influyó mucho”, explica Graciela Almada Mardones, dueña de la sala.

Desgraciadamente, también ha habido divisiones y un grupo se ha alejado y ha empezado una nueva vida al lado de un esqueleto con un jeroglífico en la mano ubicado en una de las habitaciones. “Si hubieran interpretado bien ese jeroglífico habrían podido salir y ahora no estarían en una guerra fría las dos facciones”, reconoce Almada. “Realmente es una Escape Room muy sencilla, simplemente esta gente se fue complicando la vida y desde hace tres años ya ni buscan las pistas”, añade. “He perdido muchísimo dinero porque tengo el local inutilizado por su culpa”, reconoce.

Para los habitantes de la Escape Room, la dueña del local, a la que solo escuchan por megafonía pidiéndoles que se vayan y dando las soluciones a los enigmas, es un Dios al que llaman La Gra y al que rezan y adoran a menudo. “Son tan malos saliendo de la Escape Room que han cerrado las puertas de tal manera que ni yo puedo entrar, y no resuelven los acertijos ni con mis indicaciones”, lamenta la dueña.

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