La revisión unilateral y sin previo aviso de Pedro Sánchez de la posición que España ha mantenido durante casi medio siglo sobre el Sáhara Occidental ha enturbiado las relaciones del PSOE con sus socios y con la oposición, que se enteraron de la decisión porque Marruecos hizo pública una carta del presidente. La situación se ha agravado esta tarde con la filtración de otro documento que detalla la negociación y evidencia que Sánchez intentó por todos los medios que Marruecos aceptara también Cataluña como autonomía propia. «Es un motor industrial de gran valor, con gente que hace cosas», insistía el socialista.
Marruecos reconoce que «el ansia del señor Sánchez por incluir esta región en el pacto» hizo desconfiar al equipo negociador del rey Mohamed VI. «Lo ofrecía como un plus pese a que las conversaciones ya estaban encauzadas, lo que claramente indicaba que quería quitarse este territorio de encima», explican desde Marruecos. «Por Cataluña, ni siquiera un camello», agregan con sorna.
El president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha comparecido de urgencia hace una hora para denunciar «este hecho gravísimo» y ha asegurado que, si Cataluña tuviera embajador en España, lo llamaría a consultas. «Es un gesto miserable que va a poner en un serio aprieto las negociaciones abiertas con el Ejecutivo del señor Sánchez. La próxima reunión de la mesa de negociación será tensa», ha agregado Aragonès, admitiendo luego que «no hay fecha aún» para este encuentro.
Fuentes de Moncloa no han desmentido la sospecha, bastante extendida entre el entorno del presidente, de que esta misma tarde Sánchez intentará ofrecer Cataluña a Argelia «como gesto de distensión».