El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, cambió de golpe su agenda pasadas las once de la noche de este miércoles. Un terremoto informativo sacudía los cimientos de su partido: el PP de Casado investiga si Ayuso favoreció a su hermano en un contrato público. Este jueves, a las nueve de la mañana, convocó a los medios de comunicación en una rueda de prensa con preguntas pese a que, según ha afirmado, tenía la cabeza «como el bombo de un grupo de jazz, dolorida y apestando a alcohol».
Almeida ha negado tajantemente haber recurrido a servicios externos para investigar a Ayuso: «Esta ciudad está podrida y si la tengo que poner patas arriba para sacarle toda la pus, lo haré yo mismo, pues no temo ensuciarme las manos. Me comprometo a hacer las averiguaciones necesarias, pero aviso: lo haré a mi manera».
«Y si tengo que pasarme de la raya de lo moral y de lo legal, demonios, lo haré», ha agregado justo antes de escupir. Almeida ha afirmado que no desconfía de Ayuso ni de Casado ni de nadie… porque desconfía de todo el mundo y, de hecho, él solo tiene dos amigos: su puño izquierdo y su puño derecho.
«En esta ciudad hay una víbora y seré yo quien le muerda la cabeza», ha dicho.
Almeida ha prometido ir «hasta el final» porque para él es un «asunto personal», pero ha pedido al PP, a la Policía y a «cualquiera que quiera hacerse el héroe» que se queden al margen, porque «es momento de ir a por todo o a por nada, sin medias tintas, recorrer las calles… mezclarme con mi gente, obtener respuestas, aunque eso acabe salpicando a los peces gordos que mandan en esta ciudad».
Al acabar la rueda de prensa, Almeida se ha encendido otro cigarro y ha desaparecido entre el humo y el ruido de Madrid.
