«Me la suda que la oposición exija que dimita y me la trae al pairo que el puto Sánchez me desautorice. Me pueden comer todos ellos los huevos de macrogranja, hasta la polla me tienen». Con estas duras palabras evidenciaba esta tarde el ministro de Consumo, Alberto Garzón, que no teme las represalias y que está dispuesto a expresar su opinión sin cortapisas.
«Lo sabemos todos pero alguien de dentro del Gobierno lo tiene que decir: los socialistas son de izquierdas salvo cuando toca blindar a los cuatro caciques que controlan la economía de este país de mierda», ha asegurado Garzón ante los medios. «Esto que digo es una obviedad como lo es lo de las macrogranjas y lo de que los niños no tienen que comer basura. Basta ya de rasgarse las vestiduras por cosas de sentido común y de seguir ignorando las verdaderas alarmas, como que el planeta se va a la mierda o como que no existe en este país una democracia mínimamente funcional», ha argumentado el ministro.
Alberto Garzón, envalentonado y sin que nadie se atreviera a retirarle los micrófonos, ha agregado que «los actores españoles, ya que estamos, son una cosa tremenda. Quiero decir, malísimos. O igual es problema de quienes los dirigen. O de las escuelas de interpretación, llevadas por cuatro narcisos iluminados. De verdad, no se puede comprender. No vocalizan, siempre salen los mismos. Se tenía que decir, señores, y se dijo. Y ahora que me lluevan los negativos, que me da igual», ha zanjado.
A los pocos segundos, ha sonado el móvil del ministro, que tras echar un vistazo a la pantalla ha confirmado que tenía una llamada entrante de Miquel Iceta y varias llamadas perdidas del presidente. Ya en pie, se ha despedido de los periodistas: «Les dejo porque me reclaman, pero antes de irme, una última reflexión: ¿’Gibraltar español’ exactamente para qué, si es una puta mierda pinchada en un palo?».
