Este año, Campofrío ha decidido aparcar el tema de la comedia en su campaña de Navidad para centrarse en un asunto mucho más ligero, el hecho de que todos sus productos son de origen animal y que, por lo tanto, para fabricarlos es necesario matar animales. «Hemos hecho algo más fresquito y que no dé lugar a tantos debates: vamos a enseñar animales destripados y todo eso, porque lo del humor es un campo de minas ahora mismo», se justifica al otro lado del teléfono el jefe de marketing de la compañía.
En un primer borrador del anuncio se podía ver a un montón de cómicos caminando hacia un pueblo situado «más allá de los límites del humor» y también a un juez y a un humorista abrazándose, pero finalmente se descartó y se optó por enseñar imágenes de un matadero.
La escena en la que David Suárez abrazaba a una persona con síndrome de Down «con voluntad de reconciliación navideña» fue también desaconsejada por el gabinete jurídico de la empresa.
Así pues, la locución de la versión final del anuncio termina con la siguiente frase: «La vida es maravillosa, echémosle cojones y, si hay que matar un cerdo, se mata, pero lo de contar chistes ya si eso otro año».