Pese a que asegura estar en su «mejor momento», Sara González, un bebé de Vigo de 18 meses de edad, ha solicitado un año sabático a sus padres, al pediatra y a la guardería porque necesita «bajar el ritmo», dado que ya no puede más «con la vida». «Hay que saber cuándo tomarse un descanso y creo que, tras una etapa rindiendo al máximo nivel, ha llegado el momento. No puedo más», dice González.
«Parar, reflexionar, decidir los próximos pasos… No puede ser que vayamos todos con el piloto automático», explica el bebé, insistiendo en que su gap year «no es tanto una pausa como un ejercicio de introspección».
«O paro ahora o acabaré petando», insiste el bebé entre balbuceos.
González, que se está desarrollando correctamente y no ha parado de aprender nuevas cosas desde que nació, confiesa que no le gusta hacia dónde está dirigiendo su vida: «¿Desarrollar mis sentidos? ¿Aprender a hablar? ¿Caminar? No lo veo claro: paremos, reflexionemos, tomemos decisiones y luego ya se verá».
Al ser preguntados por este periódico, los padres del bebé han afirmado que no le han podido conceder la excedencia porque este año va a ser muy complicado «y es momento de remar todos a una».