Varios pelos pegados a la almohada, el desagüe del lavabo atascado y el reflejo en el espejo mostrando más piel de la cabeza que nunca. Esos fueron los síntomas que hicieron que Javier Ramos López, un vecino del barrio de Navas de Barcelona, acudiera corriendo a Urgencias para pedir auxilio porque se está quedando calvo. “¡Por favoooor, estoy perdiendo mucho pelo, no puedo parar la hemorragiaaaaa!”, gritó en triaje, según algunos testigos.
El paciente estuvo un rato sentado en la sala de espera, pero siguió perdiendo mucho pelo, así que los médicos que se encontraban de guardia le hicieron un torniquete en el cuello para tratar de detener la sangría. Desgraciadamente, eso no consiguió evitar completamente la caída y el suelo del hospital se llenó de pelo. “Hagan algo, por lo que más quieran, yo no puedo seguir viviendo así”, lloraba el paciente.
Un médico de prácticas, al ver la cabeza casi sin pelo de Javier Ramos, sufrió un importante mareo y tuvo que ser atendido por sus compañeros. “Nunca había visto algo tan impactante: el paciente entró en urgencias sujetando tres pelos que había encontrado en su almohada, pidiendo que se los cosieran a la cabeza de nuevo, fue realmente desagradable”, recuerda el médico todavía desde una camilla conectado a respiración asistida.
Al cabo de varias horas, y según ha podido saber la prensa, Ramos fue dado de alta y volvió a su casa con la cabeza completamente vendada. Al sacarse las vendas y ver la magnitud de su alopecia en el espejo, no ha dudado en iniciar los trámites judiciales necesarios para pedir la eutanasia.