Finalmente ha sido este año, tras mucho tiempo sonando en todas las quinielas. Esta mañana, un estanco le ha entregado un Nobel a Haruki Murakami. El escritor se ha mostrado muy agradecido y ha asegurado que se trata de un broche perfecto para su carrera. “Ahora mismo voy a abrirlo y celebrar esto fumándome un buen cigarrito”, le ha dicho al dueño del estanco.
Los otros dos clientes que se encontraban en el establecimiento en el momento de la entrega han roto a aplaudir. Ambos coinciden en que Murakami se merecía más que nadie ese Nobel. “Se lo merecía más que nadie en el estanco porque él pidió Nobel y los demás queríamos Marlboro”, reconocen. Murakami ha querido recordar que fumar es nocivo, pero al mismo tiempo se ha mostrado muy emocionado por recibir la cajetilla.
En estos momentos, el escritor japonés sigue dando su discurso de aceptación, algo que al dueño del estanco le está acarreando importantes colas en la puerta. “Está tan emocionado que me da reparo pedirle que se vaya, pero bloquea el paso a mis otros clientes”, lamenta. “Nunca había visto a una persona tan emocionada por recibir una cajetilla de tabaco”, añade. “Igual llevaba años sin fumar”, agrega.
Al cierre de la edición, la prensa ha podido saber que Murakami se ha llevado un enorme disgusto al enterarse de que tenía que abonar 4,40 euros para poder llevarse el Nobel a casa. “El próximo día pediré Fortuna porque menuda racha que llevo”, ha reconocido el autor.