Duro mazazo para la infancia en España. Esta semana, el Ministerio de Consumo ha anunciado que prohibirá la publicidad de chocolatinas, dulces y helados dirigida a menores con el objetivo de reducir notablemente su ingesta. Pero, además, se ha sabido que la asignatura de Filosofía desaparecerá de la oferta de optativas de la ESO con la aplicación de la Lomloe (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa). Esta segunda amenaza ha puesto a los niños en pie de guerra.
«Podemos prescindir del chocolate, pero no vemos cómo apañárnoslas sin la capacidad de emitir juicios sintéticos a priori. Necesitamos también herramientas argumentativas para combatir el relativismo imperante, defender la existencia de ‘lo real’ ante postulados idealistas extremos o al menos ser capaces de distinguir el ‘ser-en-sí’ del ‘ser-para-sí'», comenta Pedro Soriano, de nueve años de edad. «Mis hermanos me vacilan diciéndome que un genio maligno me engaña y que mi realidad no es real y yo no sé qué contestar», protesta.
Los niños, pues, consideran que el Gobierno los ha dejado en la estacada. «Sin pensamiento crítico nos abandonaríamos a una vida irreflexiva, frívola y dedicada a los placeres mundanos, pero cómo se supone que se hace esto sin chocolate ni dulces», se pregunta Soriano.
Los menores se muestran preocupados también por la intención de abolir la prostitución, pues consideran que el sexo es el sustituto natural del chocolate. «Alguna alternativa nos tienen que dar», insisten.
