Salvamento Marítimo ha vivido hoy una de las jornadas más ajetreadas que se recuerdan. Rafael Candau, un niño vigués, ha orinado en la playa de Samil y ha obligado a desalojar todo el océano Atlántico. Bañistas de todo el mundo, barcos y hasta los trabajadores de las plataformas petrolíferas han tenido que abandonar el agua a la carrera.
El orín del niño se extendió esta mañana a gran ritmo por el mar y acabó sembrando el pánico generalizado. “Me estaba bañando tranquilamente y noté una corriente caliente a la altura de mi cadera”, relata un bañista de la costa argentina. Salvamento Marítimo lleva horas desalojando el océano esperando a que la orina se acabe disolviendo. “Son solo unas gotitas, no hay de qué preocuparse”, ha intentado tranquilizar el presidente de la Junta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, en la línea de Mariano Rajoy.
Además de la insalubridad que provoca el orín en el agua, su presencia ha elevado la temperatura del océano un grado y ahora se teme que el niño haya provocado cambios climáticos irreversibles. “Ha sido la gota que ha colmado el vaso, ese niño se ha cargado todo el equilibrio climático”, lamentan desde Greenpeace.
No es la primera vez que el pequeño Candau, conocido como El Pispa, provoca daños irreparables en el planeta Tierra. El año pasado ya rompió la pantalla del televisor de sus padres de un balonazo, provocando el desalojo inmediato de todos los trabajadores de RTVE.