Después de recibir innumerables ultimátums de la sociedad, Federico García Camuñas, un hombre de 47 años natural de Valladolid, ha decidido morir para no tener que renovarse. “A mí me habría gustado seguir viviendo como hasta ahora, pero al no ser posible pues he decidido la muerte y ya está”, declaró antes de fallecer, según su esposa.
Según ha podido saber la prensa, Federico llevaba años recibiendo amenazas que lo invitaban a renovarse o morir. “La presión a la que estaba sometido era muy grande, pero al final pudo soportarla bien y no se renovó”, explican sus seres queridos. “Él fue fiel a sí mismo hasta el final y nosotros estamos muy orgullosos”, reconoce su hijo mayor, que sí ha cedido a renovarse para no morir.
“¿Renovarse o morir? Pues lo tengo claro, me muero y ya está, que yo soy muy mío”, insistió en sus últimas palabras.
“Al menos murió haciendo lo que más le gustaba: llevar la razón y ser él mismo”, han dicho sus allegados.
Cada año, millones de españoles se ven obligados a renovarse para no tener que morir. “El problema es que, dos meses después de renovarte, tienes que volver a renovarte”, lamenta una mujer renovada. “Al final la muerte siempre nos sobrevuela y acaba siendo mejor no renovarse y alcanzar el descanso eterno”, comenta.