Aunque la vacunación de los futbolistas de la Selección española se llevó a cabo con la intención de evitar contagios y facilitar el rendimiento del equipo en la Eurocopa, de momento está teniendo el efecto contrario. En el día de ayer, los jugadores del combinado nacional fueron incapaces de ganar a Suecia porque se les pegaban tenedores y cucharas en los brazos.
Los deportistas españoles tuvieron que jugar con un peso extra que les dificultaba seriamente la movilidad. Koke, del Atlético de Madrid, fue de los que más acusó este problema, ya que tenía toda la vajilla de su abuela acoplada a su antebrazo imantado. “Es muy difícil jugar con todo este metal pegado a la piel”, lamentó Dani Olmo en zona mixta todavía con tres tenedores y cuatro cucharas adheridos a su epidermis.
Los efectos secundarios de la vacuna han complicado seriamente el pase de La Roja a los octavos de final, y muchos sectores conservadores ya piden la dimisión del Gobierno. “Confiamos en que, con el tiempo, el grafeno de la vacuna vaya desapareciendo y nuestros futbolistas puedan moverse con normalidad”, ha expresado Luis Enrique.
Los tenedores y las cucharas pegados a la piel de los jugadores no son el único inconveniente que ha traído la vacuna: Como ahora todos los seleccionados son una fuente de irradiación de 5G, los rivales se mueven más rápido y competir contra ellos es mucho más difícil.
