Percatándose enseguida de que no está el horno para bollos, Manel Manzano Gallén, un bebé de 18 meses, ha decidido callarse sus primeras palabras porque ha considerado que, tal y como está el panorama, es mejor no complicarse la vida. “Paso de liarla”, ha reflexionado para sus adentros. “Llevo demasiado poco tiempo aquí como para empezar a ganarme enemigos”, ha decidido.
Al bebé le gustaría empezar a hablar porque ya sabe cómo hacerlo pero, viendo lo caldeado que está el ambiente, ha preferido esperar a que los ánimos estén más calmados. “Basta que diga yo ahora algo y se echen todos contra mí”, se ha dicho a sí mismo. “Ya hablaré a solas cuando mis padres no estén mirando”, ha pensado.
Cada vez más bebés aprenden a callarse sus primeras palabras antes de decirlas. Es un mecanismo de supervivencia muy oportuno para los nuevos tiempos que vivimos, tal y como señalan los expertos en desarrollo infantil. “Mira, mejor me callo porque vaya tela”, ha insistido el bebé al ver cómo discutían de política varios miembros de su familia.
Finalmente, la prensa ha podido saber que las primeras palabras del recién nacido han sido “No quiero problemas”, algo que a sus padres les ha molestado profundamente. “Hombre, decir ‘mamá’ o ‘papá’ habría sido mucho más oportuno, pienso que este niño necesita revisarse”, han dicho visiblemente decepcionados.