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Un supersticioso duda de si debe mantenerse en sus trece siendo supersticioso o si el hecho de mantenerse en sus trece le traerá mala suerte

HA ROTO UN ESPEJO DE LA RABIA QUE LE PROVOCA LA INDECISIÓN

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Esta mañana, la prensa ha podido saber que Miguel Ángel Lantigua, un gestor fiscal muy supersticioso de Las Palmas de Gran Canaria, ha empezado a dudar sobre si debe mantenerse en sus trece siendo supersticioso o si el hecho de mantenerse en sus trece le traerá mala suerte. “Si dejo de mantenerme en mis trece dejaré de ser supersticioso y eso me puede traer muy mala suerte, pero si me mantengo en mis trece también tendré mala suerte”, explica.

Lantigua considera que está condenado. Ha intentado mantenerse en sus doce más uno sobre el hecho de ser supersticioso pero no ha sido capaz. “No es cuestión de ser gilipollas además de supersticioso hablando de esta manera”, argumenta. “Además, la gente no lo entendía”, insiste. Desde que se ha visto envuelto en este desagradable conflicto, ha empezado a tener muy mala suerte. “Parece que me ha mirado un tuerto”, declara.

De la rabia que le provoca toda esta indecisión, Miguel Ángel ha roto un espejo, por lo que ahora se enfrenta a siete años más de mala suerte. “Ojalá pudiera dejar de ser supersticioso, pero tengo miedo de que el destino me haga la trece catorce”, reflexiona. “A mí me gustaría vivir tranquilo, dejar todo esto atrás, pero no hay manera”, explica mientras pasa por debajo de una escalera sin darse cuenta.

Al cierre de la edición, la prensa ha podido saber que Miguel Ángel consiguió dejar de ser supersticioso pero, después de trece días sin serlo, fue aplastado por un piano que cayó desde un decimotercer piso, accidente que le rompió trece costillas.

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