- La actualidad del mañana -
- La actualidad del mañana -

Este es tu último artículo gratis este mes. Te queda un artículo gratis este mes. Te quedan unos pocos artículos gratis este mes.
No renuncies a la Verdad, suscríbete

Suscríbete

Un sumiller concluye que el vino que acaba de catar es gilipollas

"ADEMÁS NO ES TAN JOVEN COMO APARENTA", CRITICA CON EVIDENTE RESENTIMIENTO

Este contenido es posible gracias a las personas que respaldan El Mundo Today con su suscripción. Ayúdanos a seguir siendo el mejor medio de información del país y suscríbete.

«Este vino es idiota, os lo juro, o sea, ya en el primer contacto en boca se ve que te hará pasar un mal trago, que va con segundas». Así de rotundo se expresó ayer Jaime Romero, sumiller con más de quince años de experiencia, en el XV Encuentro Enológico de Villacastilla. «Primero te atrapa con un cuerpo envolvente, lleno de matices, pero al final te deja un retrogusto amargo porque es vengativo, arrogante y seco, sin exagerar podría decir que es lo peor que me ha pasado, ojalá nunca le hubiera quitado el corcho», agregó con los ojos llorosos y sin ocultar una mueca de disgusto.

Mientras ofrecía su veredicto especializado, los compañeros de Romero empezaron a sospechar que el sumiller ya no estaba hablando del vino sino de «otra cosa, quizá de algo más personal que llevaba dentro». Si no, no se explica «desde el punto de vista enológico» que el hombre se refiriera al caldo como «gilipollas», insistiendo en que «su persistencia en el recuerdo provoca náuseas».

«Y no es tan joven como dice, porque miente: parece una cosa y luego se revela como lo que de verdad es: malo, malo con ganas, te deja seco, te vacía», agregaba atropelladamente el sumiller, que tuvo que retirarse al baño para digerir la cata en soledad, sin que el resto lo viera derrumbarse.

Tras el encuentro, Romero confesó a sus colegas que al final tuvo que devolver el vino «porque no podía pasar página sabiendo que, de algún modo, aún estaba en mí, ocupándome el paladar, impidiéndome disfrutar de nuevas experiencias». Admitió además que «su persistente sabor me llevó a ser injusto con las catas que vinieron luego, a las que no valoré como merecían porque yo no estaba equilibrado».

Siguiendo los consejos de su terapeuta, Jaime Romero ha decidido pasar una temporada «bebiendo solo agua» hasta que se encuentre en condiciones de decantarse por otro vino y pueda abandonarse sin grandes reservas a lo que la copa le pueda ofrecer.

spot_img

Apúntate a nuestro boletín de titulares

Últimas publicaciones

spot_img
spot_imgspot_img