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Un señor toca un cuadro del Museo del Prado y ahora lo tendrá que comprar

"LO HA TOCADO Y AHORA NADIE MÁS LO VA A QUERER", INSISTEN DESDE EL MUSEO

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«Es que no se puso ni guantes y ahora nadie lo va a querer». Así justificaba esta mañana el director del Museo del Prado, Miguel Falomir, la decisión de obligar a uno de los visitantes, el madrileño Bernardo Campillo, a adquirir el cuadro Sagrada Familia con San Juanito o Virgen de la rosa «porque lo tocó».

«No se pueden tocar las obras. Lo sabe todo el mundo, lo pone en todas partes. Si lo tocas, te lo llevas. Lo siento pero es así», reitera Falomir. Campillo asegura que no tiene dinero para hacer frente a la adquisición de un lienzo de Rafael Sanzio «y menos ahora, que me acabo de comprar un coche a plazos», a lo que la pinacoteca responde que «si no te puedes comprar un cuadro, entonces no lo toques, es bien sencillo».

Asegura este visitante que «apenas lo rocé al acercarme demasiado» y promete que el cuadro «está perfectamente, si no sabes que lo he tocado no lo notas». Los expertos en conservación de piezas museísticas discrepan: «Cuando un cuadro se toca y se manosea, se echa a perder y el resultado es que ningún coleccionista se va a interesar por él habiendo otras muchas opciones», confirma un trabajador del Prado. «Lo estamos viendo: ya hay gente que pasa de largo al ver la Sagrada Familia con San Juanito o Virgen de la rosa porque sabe que la ha manoseado Campillo», agrega.

Bernardo Campillo se encuentra reunido en estos momentos con la dirección del museo, intentando conseguir al menos un generoso descuento «habida cuenta de que fue un accidente y de que soy socio de la Fundación de Amigos del Museo Del Prado desde hace seis años».

No es la primera vez que un incidente parecido ocurre en un museo español. En mayo de 2007, el artista Carlos Pazos tuvo que pagarse a sí mismo más de 100.000 euros al probarse que había tocado una de las piezas que conformaban su exposición «No me digas nada» en el Macba de Barcelona.

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