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«Silencio, que estoy leyendo la prensa», pide un padre de familia mientras revisa memes fascistas en Whatsapp

DESCRIBE COMO "EJEMPLO DE BUEN PERIODISMO" UN MEME SOBRE "ECHEMINGAS Y LA NIÑERA DE IGLESIAS"

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«Silencio, que estoy leyendo la prensa», ha pedido esta mañana José Troncales Mocho, de Guadalajara, a sus tres hijos, que hacían ruido y le impedían concentrarse mientras revisaba varios grupos de Whatsapp con memes fascistas. Este hábito de repasar bulos, vídeos reenviados miles de veces e imágenes diseñadas para reforzar sus sesgos ideológicos ha sustituido a la rutina anterior, consistente en desayunar con el periódico en papel desplegado sobre la mesa de la cocina.

«Antes mi columnista de referencia era Millás pero ahora no puedo pasar sin los memes que me manda mi cuñado Alfonso. No sé de dónde los saca pero ponen siempre los puntos sobre las íes», insiste Troncales. «Es que mira este: ‘No sé a vosotros pero a mí la declaración de la Renta me sale a Galapagar’. Te partes pero es que además los retrata bien retratados», comenta este padre de familia.

Considera Troncales que hoy en día es fundamental estar bien informado con memes que, en imágenes simples, «digan las cosas como son». Para él solo entran en esta categoría aquellos memes que atacan a quien él considera que hay que atacar. Tampoco los recibe de otro tipo. «Hay que filtrar, saber qué memes interesan», aconseja.

«Antes leía El País y votaba al PSOE. Empezó a recibir memes en Whatsapp y, sin saber cómo, ahora es de ultraderecha», confirma su hijo mayor, Sergio. «El colmo fue cuando me enseñó un meme que ridiculizaba a los jóvenes que estamos todo el día mirando el móvil, volviéndonos gilipollas», dice.

«Cien euros por no ponerte la mascarilla. Cero euros por okupar una casa. En este país estamos tontos», exclama Troncales, leyendo en voz alta el último mensaje que le han enviado. «Para mí, el buen periodismo ciudadano es esto», concluye.

Hace dos meses, Troncales y su hija se intercambiaron por error los móviles y, al recibir uno los memes del otro, se abrió una crisis ideológica en la familia que tardó días en cerrarse. «Reciben estos chavales una cantidad de mierda podemita y propaganda etarra que no me extraña que el mundo vaya como va», apunta el hombre.

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