Tras cinco años apurando el socarrat de la paella gigante cocinada en 1992, Paellador ha comunciado que finalmente ya no queda ni una sola ración más y ha anunciado su cierre. “Los millones y millones de raciones servidas durante los últimos treinta años salían del mismo arroz, pero ya no queda. Esta aventura en granos ha llegado a su fin”, ha dicho el propietario del grupo, Mariano Revuesa.
“Ahora toca fregar la paella gigante, recoger todos los carteles que hay repartidos por bares y restaurantes de toda España y deshacer la sociedad”, explica Revuesa, que descarta hacer una nueva paella porque es “un trabajo titánico y con mucho gasto y la última quedó fatal y ha costado muchísimo que se terminara porque el arroz no estaba muy bueno”.
El caso de Paellador no es único. La cadena de restaurantes La Tagliatella ha anunciado que tiene previsto terminar su enorme ovillo de tallarines en dos semanas, lo que les obligará a servir únicamente pastas cortas. La multinacional Starbucks ya tuvo un problema similar el año pasado cuando, tras años añadiendo agua al café de una cafetera que hicieron en 1962, se dieron cuenta de que tocaba hacer una segunda cafetera.
McDonald’s ha informado de que todavía queda muchísima carne de la vaca de la que la compañía saca las hamburguesas desde 1965.