Los esfuerzos de Wilson, el repartidor de Glovo que te trajo la hamburguesa cuatro quesos que pediste para cenar el pasado nueve de enero, en plena nevada en Madrid, y que resbaló con la bicicleta por culpa del hielo, torciéndose un tobillo, merecieron la pena. Aunque no le diste propina, su trabajo fue premiado ayer con un Glovo de Oro en la ceremonia anual que celebra la compañía.
«Ha sido un premio muy repartido», reconocía la empresa, que entregó en la gala de ayer la «bolsa de honor» con doble aislamiento con la que el galardonado podrá repartir aún más comida en cada trayecto. Tanto el restaurante como tú, como autor del pedido, recibiréis un bono extra de 5 euros a través de la aplicación.
El repartidor, licenciado en Comunicación Audiovisual y con un máster en interpretación, no pudo recoger el premio «hamburguesa cuatro quesos a las 23:06» porque estaba recorriendo Madrid en su bicicleta. Sí agradeció la distinción por teléfono, aprovechando un semáforo en rojo.
«Muchos otros decidieron no trabajar ese día pero Wilson luchó contra los elementos y la hamburguesa llegó a su destino aún caliente, y eso es lo que distingue a un repartidor vocacional del resto», asegura el jurado de los Glovos de Oro.