Los datos de la Encuesta de Gasto Turístico que publica mensualmente el Instituto Nacional de Estadística (INE) son demoledores: España perdió 72.000 millones de euros en ingresos procedentes de viajeros extranjeros a lo largo del año 2020, un desplome del 79%. Si esta situación no mejora el próximo trimestre, el Gobierno admite que España tendrá que vender sus playas.
«Hay muchos países sin playa que pagarían mucho dinero por las nuestras», ha señalado esta mañana la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. «Si solo las usamos nosotros, sintiéndolo mucho el gasto no se sostiene», argumenta.
El Ejecutivo reconoce que «el sol y las playas son un elemento distintivo de nuestro país y uno de sus principales atractivos, pero en estos momentos el mar es un lujo que no nos podemos permitir». Maroto ha aclarado que «no se ha iniciado de momento ningún movimiento en este sentido» pero ha reconocido también que «si hay que salvar la economía, habrá que poner las playas a la venta».
Maroto ha argumentado que «sería una pena, pero seguiríamos adelante», recordando que «la capital de España no tiene playas y no es el fin del mundo».