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63 años más tarde, el espacio sigue lleno de pelos de la perra Laika

LOS TRAJES ESPACIALES SON BLANCOS PARA DISIMULAR MEJOR LOS PELOS

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El 3 de noviembre de 1957, la Unión Soviética lanzó al espacio la nave Sputnik 2. Su única pasajera, una perra mestiza llamada Laika, se convirtió en el primer ser vivo en orbitar la Tierra, y en el primero en dejar el Cosmos lleno de pelos. Hoy, 63 años más tarde, esos pelos siguen diseminados por todo el espacio exterior.

«No hay manera de quitárselos de encima», declaró el astronauta Neil Armstrong tras su expedición a la Luna. «Da igual que te sacudas mil veces: Siguen ahí, incluso en gravedad cero. Por eso casi todos los trajes espaciales son de color blanco. El blanco disimula los pelos. Sería una temeridad subir allá arriba llevando ropa oscura», decía.

Según datos del telescopio espacial Hubble, a estas alturas el Universo se compone de un 73% de energía oscura, un 21% de materia oscura, un 1% de átomos y un 5% de pelos de Laika. Aunque, según la NASA, estos datos no son del todo fiables, ya que la óptica del telescopio también está llena de pelos de Laika.

Las opiniones del empresario Elon Musk sobre este asunto son tajantes: «Si la Humanidad quiere aspirar a Marte, primero tendrá que aspirar Marte», aseguró. Según él, lo más importante del proceso de terraformación consistirá en sacudir todos esos pelos que hacen del planeta rojo un hábitat hostil para personas con alergias o para quienes deseen tener un sofá limpio en sus casas. «Crear una atmósfera es secundario», añade. «El mes pasado nuestras sondas creyeron avistar un yeti en la superficie marciana. Tardamos media hora en darnos cuenta de que era el robot Curiosity, que lleva ocho años sin nadie que le ayude a quitarse toda esa pelambrera de encima», explica.

A día de hoy, estas circunstancias siguen condicionando la participación de Rusia en la carrera espacial. Anatoly Perminov, administrador jefe del programa espacial ruso, confiesa que llevan décadas lanzando al espacio menos misiones de las que desearían porque les da muchísima pena encontrarse todos esos pelos sabiendo que la perrita ya no está ahí. «Se les coge mucho cariño a esos peluditos de cuatro patas», reconoció en una entrevista, en la que confesó que, si él hubiese estado al mando en aquellos años, habría enviado un boxer. «De ese modo, ahora mismo tendríamos el Universo lleno de babas, pero no habría demasiados pelos», argumenta.

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