Visiblemente agobiado, esta mañana un reponedor con miedo al compromiso se ha negado a colocar los cepillos de dientes en el pasillo de higiene de un supermercado de Madrid. Pedro Martín Jiménez, de Majadahonda, se ha excusado diciendo que no quiere mandar señales que puedan dar lugar a confusión. “No quiero que nadie malinterprete las cosas, es mejor dejar los cepillos en el palé”, se ha sincerado.
Ahora, la estantería de higiene bucal tiene un hueco vacío pero Martín se mantiene en sus trece. “Tampoco paso tanto por este pasillo, no es como si tuviésemos una relación estable”, argumenta. “Mi contrato con el supermercado es temporal y me parece bien así”, insiste. “Ni siquiera me estoy quedando a dormir. No forcemos las cosas”, se defiende.
En el establecimiento en el que trabaja ya le han llamado la atención porque se ha situado en la entrada al pasillo para recomendar a todos los clientes que se cepillen los dientes con el dedo. “No hace falta comprar cepillos, te echas un poco de pasta en la punta del dedo y ya está”, les explica. “Incluso con echarse un poco de colutorio ya vale”, recomienda.
No es la primera vez que el miedo al compromiso le juega una mala pasada a Pedro Martín. Desde hace seis meses, vive en la calle porque se negó a hacer una copia de las llaves de casa y las perdió.