Completamente resignados, millones de personas de todo el planeta han arrancado las celebraciones del Blue Monday, el día más triste del año, rascando la parte negra de las tostadas que, como es tradición, se les han quemado en la tostadora, según han informado medios de todo el planeta.
“La verdad es que no había planeado nada pero, por supuesto, se me han quemado las tostadas. Así que al final celebras este día aunque no quieras”, explica a la prensa Joanna Brönte, de Holanda, mientras también se le quema el café.
“Yo me las voy a comer así, quemadas tal cual… Igualmente, me he quemado la lengua con el café, así que no creo que vaya a notar el mal sabor”, explica Brönte. Según dice, cada año celebra este día con miradas largas al horizonte, suspirando y chasqueando la lengua.
“Son cancerígenas, así que con un poco de suerte es mi último Blue Monday”, añade con el humor melancólico típico del Blue Monday.
Lo que marca la tradición es que los ciudadanos celebren la jornada desayunando tostadas quemadas, perdiendo el autobús, comiendo una ensalada extremadamente calórica delante del ordenador, deshaciendo por la tarde el trabajo que han hecho por la mañana y, finalmente, cenando un yogur bastante más grasiento que una cena normal y apetecible mientras ven una serie que ni siquiera les gusta o les interesa o les provoca la más mínima reacción emocional.
Sin embargo, cada vez es más habitual que todo el mundo celebre este día consagrado a la depresión, la rutina, la dejadez y la soledad de forma discreta y haciendo lo que haría en un día normal, dilatando los festejos durante todo el año e, incluso, durante toda su vida.