«¿Qué clase de loco peligroso tiene palas, azadas y sierras en la ciudad de Madrid?». Esta es la pregunta que se están haciendo en estos momentos varios expertos, sorprendidos al ver que, tras la nevada en la capital de España, la mayor en 50 años, son muchos los ciudadanos que han salido a la calle «portando utensilios que en una ciudad son inútiles normalmente, salvo que estés enterrando cadáveres en un descampado».
«No es mía, es de mi padre, creo que se la trajo del pueblo para… para una cosa, no lo recuerdo», explicaba esta mañana, claramente nervioso, Paco Romero «Romenauer», como él mismo ha jurado que se llama, mientras escondía en el maletero la pala que estaba usando para quitar la nieve del coche.
«¿Por qué quieres saber de dónde la he sacado? ¿Quién te ha dicho que hablaras conmigo? Vienes de parte de don Vincenzo, ¿verdad? Dile a este hijo de puta que estoy preparado, que puede venir a verme cuando quiera si tiene lo que hay que tener, y que deje de mandarme esbirros», solicitaba otro ciudadano mientras se dirigía a la plaza de Callao «a pelear con bolas de nieve, tú ya me entiendes…».
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha asegurado que «es momento de arrimar el hombro» y ha pedido a los ciudadanos que ayuden a retirar la nieve «y nosotros no preguntaremos de dónde han sacado las azadas y los picos, no haremos preguntas y cualquier cosa que hayan hecho en el pasado, enterrada en la nieve se va a quedar».