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Encarga a un repartidor de Glovo que corra al aeropuerto para evitar que el amor de su vida se suba a un avión

EL REPARTIDOR PROMETIÓ QUE SU CLIENTE ESTÁ MÁS INVOLUCRADO QUE NUNCA EN LA RELACIÓN

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Precioso momento el que se vivió la pasada noche en la Terminal 2 del aeropuerto de El Prat de Barcelona. Un joven encargó a un repartidor de Glovo que fuera corriendo hasta la zona de salidas para evitar que el amor de su vida se subiera a un avión y se marchara para siempre. “Cuando vi que Marisa se iba a ir para no volver, no lo dudé”, se sincera Andreas Manero Carbó, el joven enamorado. “Enseguida cogí el teléfono, abrí la aplicación y le pedí a un repartidor que la detuviese”, añade emocionado.

Según testigos presenciales, el repartidor llegó a tiempo para decirle al amor de la vida de su cliente que no se podía ir. “Tienes que quedarte, Andreas ha cometido errores, los dos habéis cometido errores, pero no te puedes marchar”, gritó el repartidor de Glovo desde detrás de la cinta de seguridad. “Si te subes a ese avión, perderéis algo muy especial”, insistió el repartidor en nombre de Andreas, que en ese momento se encontraba en casa jugando a la Play Station 5.

Aunque Marisa se mostró bastante dubitativa, incluso reticente en algunos momentos, finalmente, y entre lágrimas, aceptó quedarse en Barcelona y luchar por la relación. “Según el repartidor de Glovo que contrató, Andreas está más involucrado que nunca en la relación”, explicó la joven nada más abandonar la puerta de embarque. “Parece que las cosas van a cambiar y que ahora Andreas sí estará ahí para mí cuando lo necesite”, insiste.

Las decenas de pasajeros que se encontraban en el lugar de los hechos rompieron a aplaudir cuando el repartidor de Glovo le dijo: “Te quiere”, y Marisa le respondió: “Yo también le quiero”. Después el repartidor de Glovo le entregó un romántico beso en los labios tal y como Andreas había exigido en su pedido.

Finalmente, Marisa le dio una propina de 1,50 euros al repartidor, recogió su maleta de la bodega del avión y volvió a su casa en Cabify. “Andreas y yo nos veremos un día de la semana que viene porque me ha dicho que estos días está bastante ocupado”, explica.

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