- La actualidad del mañana -
- La actualidad del mañana -

Este es tu último artículo gratis este mes. Te queda un artículo gratis este mes. Te quedan unos pocos artículos gratis este mes.
No renuncies a la Verdad, suscríbete

Suscríbete

La frase “se parece claramente al padre” es pronunciada en tono reprobatorio

"ES QUE ES CLAVADO A ÉL", SE HA DICHO SIN OCULTAR LA AMARGA DECEPCIÓN

Este contenido es posible gracias a las personas que respaldan El Mundo Today con su suscripción. Ayúdanos a seguir siendo el mejor medio de información del país y suscríbete.

El nacimiento de Manuel Minaya en la noche de ayer ha congregado esta mañana en el Hospital Provincial de Mágina a varios miembros de su familia, que han acudido a felicitar a los padres y a conocer al bebé. No han sido pocos quienes han señalado el parecido del niño con su padre, sin ser capaces de ocultar su decepción. «Se parece claramente al padre» o «Es clavado a su padre» han sido frases recurrentes y que se han pronunciado todas ellas en tono reprobatorio.

La situación más tensa la ha provocado la llegada de doña María Elvira. Un brevísimo vistazo a la criatura ha bastado para que la mujer emitiera su severo juicio: «Los mismos ojos y la boca de su madre, pero la manera de sonreír es de su padre. Así sonreía mi marido y todos los hombres de su familia. Sonreís para disculpar vuestras mentiras, ni siquiera para ocultarlas, porque habéis carecido siempre del sentido moral necesario para distinguir lo que es justo de lo que no lo es, o para que eso os importe. Por eso mi pobre marido se disculpaba antes de cometer un error o de decir una mentira, nunca después. No había nada para él que no le pudiera ser perdonado. Nunca fue su sonrisa más cándida ni más encantadora que cuando me informó de que había vendido una finca de mil olivos para comprarse uno de esos automóviles italianos, Bugattis, les decían. Se fue con él y con una golfa a Montecarlo y volvió al cabo de un mes sin automóvil y sin golfa, y por supuesto sin un céntimo, pero vino con un ‘smoking’ correctísimo y un ramo de gladiolos y sonrió como si hubiera viajado hasta la Costa Azul exclusivamente para comprarme las flores. Todos embusteros, todos bárbaros o inútiles, o las dos cosas al mismo tiempo, como mi marido, que ojalá Dios lo tenga en su gloria, pero que si tarda algunos años más en morirse nos deja en la miseria, con esa manía que le entró por coleccionar primero caballos de pura sangre y luego mujeres y automóviles».

La irrupción de una enfermera, solicitando a los parientes que salieran de la habitación, ha logrado detener la sangría de comentarios amargos de doña Elvira justo cuando el padre de la criatura empezaba a sollozar.

spot_img

Apúntate a nuestro boletín de titulares

Últimas publicaciones

spot_img
spot_imgspot_img