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Una primatóloga llevaba cinco años estudiando a un grupo de amigos creyendo que eran chimpancés

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La primatóloga Alba Rubió, miembro del Instituto Jane Goodall España y una de las especialistas más destacadas de SOS Primates, ha tenido que retractarse hoy de las conclusiones a las que llegaba en su última investigación sobre los chimpancés al darse cuenta de que el grupo de animales con el que llevaba cinco años conviviendo no son chimpancés como ella creía sino un grupo de amigos de la universidad.

«No se podía saber», argumenta Rubió con el rostro desencajado y comprendiendo ahora que los ejemplares a los que investigaba no eran primates «especialmente evolucionados» sino humanos «poco evolucionados». Aunque concede que su estudio «es válido para el departamento de Antropología o Psicología», no puede aplicarse a la Primatología.

La investigación de esta experta, sintetizada en un informe de más de 300 páginas, aseguraba que «los chimpancés pueden llegar a sentir los colores del Barça, así como emociones parecidas a la decepción y la rabia, si se les habitúa a consumir contenidos deportivos». Hablaba también de un «fuerte sentimiento de camaradería» y de «atisbos de pensamiento simbólico» que normalmente quedaban eclipsados «por gemidos y comportamientos más rudimentarios», muchos de ellos acrecentados «por el consumo del alcohol, un hábito que sin duda han adquirido por la influencia del hombre».

Rubió llegaba a describir el establecimiento de «patrones de convivencia casi humanos» y mencionaba con especial detalle el momento en el que uno de los «ejemplares» se puso a fregar los platos. «Me gané enseguida su confianza y ahora veo que no fue por mi habilidad a la hora de integrarme en el grupo sino porque yo me encargaba de todo y era siempre cariñosa con ellos. Menudos cabrones», explica.

«Esto no se hace, estoy muy cabreada», agrega la primatóloga.

El grupo de amigos, por su parte, lamenta que la experta solo estuviera con ellos «por el interés científico».

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