«No sé cómo lo voy a hacer pero bueno, dicen que de esta saldremos más fuertes y espero que sea verdad». Con estas palabras manifestaba ayer Germán Calvo González, de Huelva, su resignación tras ver el precio del nuevo iPhone 13 y asumir que tendrá que sobrevivir un año entero con un terminal obsoleto.
Germán Calvo experimentó ayer en sus propias carnes lo que implica la crisis que está sufriendo el país. «En los informativos ves cifras que, aunque sean terribles, no te llegan hasta que te das cuenta de que no te puedes permitir un iPhone 13 Max con chip A15 Bionic. Es entonces cuando te dices ‘Vale, esto va en serio'», reflexiona el afectado. «Nunca me había pasado esto. Ahora mismo, en la vieja normalidad, yo estaría haciendo una cola de tres horas frente a la Apple Store», explica.
El joven está decidido a sacar algo positivo de esta situación de precariedad: «Me fuerzo a pensar que el iPhone 12 no está nada mal y que hay mucha gente que tiene que tirar incluso con modelos anteriores», dice. «Somos una generación que, por primera vez, vive peor que sus padres», añade, refiriéndose al hecho de que su padre sí se podrá permitir un nuevo teléfono móvil.
«Supongo que esto es lo equivalente a comer gato en la posguerra. Es terrible y espero que mis hijos y mis nietos no tengan que pasar por algo así», concluye.
