Apoyándola como si fuera un teléfono móvil, Santiago Abascal se ha sacado la pistola del cinturón y la ha dejado en el estrado con total normalidad democrática antes de defender su moción de censura esta mañana en el Congreso de los Diputados.
El presidente de Vox ha hecho su discurso durante aproximadamente una hora con su Walther P38 de nueve milímetros de calibre a escasos centímetros de su mano y sin que a nadie le pareciera extraño o novedoso. «Señor Sánchez, su gobierno es el peor de los últimos ochenta años», ha declarado en referencia a la gestión del presidente, mientras este le escuchaba sin siquiera reparar en la presencia de una pistola en el hemiciclo. «No es la primera pistola que entra en el Congreso y, nos parezca bien o mal, esta gente obtuvo una representación parlamentaria y hay que aceptar las reglas de la democracia», comentaba un diputado durante un receso.
Según se puede observar en la señal de televisión, ninguno de los parlamentarios se ha mostrado incómodo por la presencia de un arma de fuego. Tampoco por el hecho de que, en lugar de un vaso de agua, el líder de la derecha radical utilizase un vaso de whisky para hidratarse mientras hablaba.
Al acabar su intervención, Abascal ha protagonizado un momento curioso al olvidarse la pistola en el estrado, teniendo que subir otra vez para recogerla y colocársela de nuevo en el cinturón, siempre con absoluta normalidad democrática.