Los científicos que operan los detectores LIGO y Virgo han anunciado este miércoles haber detectado la mayor fuente de ondas gravitacionales registrada hasta ahora y admiten que su hallazgo genera en realidad más preguntas que respuestas. «Ni idea, la verdad. Se nos ha quedado cara de tontos», reconocen, al tiempo que reclaman comprensión «porque si os pedimos a vosotros que nos digáis qué es una onda, una onda normal, pues tampoco sabréis ni por dónde empezar».
«Ahora nos sentimos como debes de sentirte tú cuando nosotros nos ponemos a hablar de agujeros negros y de física cuántica», explica Alan Weinstein, miembro de LIGO (siglas en inglés de Observatorio de ondas Gravitacionales por Interferometría Láser) y profesor de física en el Instituto Tecnológico de California (Caltech). «Noto cierto regocijo y me molesta, porque si yo no sé qué es esa onda gravitacional, menos lo sabréis vosotros», ha agregado.
«¿Estaba Einstein equivocado? Pues no lo sé. Pero si él estaba equivocado, imagínate tú. Quiero decir… un poco de humildad. Yo admito que no tengo ni idea de qué es esta onda, y no estoy orgulloso porque llevo años dedicándome a esto, pero tampoco tengo por qué avergonzarme porque somos todos en general los que, si nos paramos a pensarlo, sabemos muy poco de casi todo», argumenta Weinstein. «Esta onda nos ha recordado lo que ya sabíamos, es decir, lo poco que sabemos, y no es agradable», señala.
Concluye el experto que «me arrepiento un poco de haber detectado esta onda de mierda porque ahora ya no me fio ni de mí mismo. Mi vida es hoy un poco peor que ayer porque esa onda nueva es como un dedo que me señala todo el rato para recordarme que no tengo ni puñetera idea de ciertas cosas. En fin. Serán dos agujeros negros chocando. O será otro fenómeno nuevo. Ahora no quiero pensar más en esto, la verdad. Pero risitas las justas, vamos, estaría bueno».
