Recordando que “no solo resultará útil, sino imprescindible”, la ministra de Educación ha confirmado esta mañana que todos los alumnos que fallezcan durante el transcurso de este curso académico quedarán inmediatamente suspendidos. “Creemos que esta medida incentivará a seguir con vida”, ha declarado en una rueda de prensa.
“Nos preocupa la salud de toda la comunidad educativa, alumnos, docentes y todos los equipos, por eso estamos vinculando la supervivencia al currículum académico”, ha asegurado Isabel Celaá. La ministra ha confirmado que, efectivamente, y tal y como llevaban meses proponiendo muchos expertos en docencia, “un alumno que fallezca en Secundaria lo tendrá un poco más difícil para entrar en la Universidad que uno que siga vivo, hay que fomentar la competitividad”.
“No se va a regalar el aprobado a ningún cadáver, por mucha pena que dé”, ha recalcado Celaá.
Sus palabras no han tardado en recibir críticas por parte de algunos colectivos que consideran que esta apuesta por la “competitividad y la meritocracia en favor de los vivos” puede afectar a la “atención a la diversidad” e imposibilita un trato equitativo entre los alumnos vivos y los no-vivos o “afectados de no-vida”.
También ha confirmado el Gobierno que todos los profesores que fallezcan quedarán suspendidos de empleo y sueldo en el momento mismo de expirar.