Sanidad ha decretado este viernes el cierre de discotecas y bares de copas en toda España y, pocas horas después de anunciarlo el ministro Salvador Illa, las librerías y bibliotecas municipales de todo el país se han visto absolutamente desbordadas por la afluencia de jóvenes buscando alternativas de ocio.
«La gente no puede respetar la distancia de seguridad, está todo el mundo apelotonado incluso en la sección de ensayo histórico… es un caos», se queja Denise Seligsohn, librera en Barcelona. «Es alucinante que no pensaran en las consecuencias», agrega con indignación. «Hemos echado a empujones a dos menores que se estaban pegando por el último ejemplar de ‘Teoria dels cossos’ de Gabriel Ferrater, teniendo al lado varias copias de ‘Les dones i els dies’, que también está muy bien», añade.
Por si esto fuera poco, la prohibición de fumar en la calle ha llenado las ciudades y pueblos de personas haciendo estiramientos, corriendo y practicando todo tipo de deportes que entorpecen la movilidad en la vía pública. «Se han puesto a hacer deporte de forma compulsiva, como es lógico y normal, mientras los adolescentes recitan poesía y chocan con otros peatones porque están concentrados leyendo el ‘Ulises’ de Joyce», certifica un agente de movilidad de Madrid.
Fuentes de la Delegación del Gobierno en Cataluña acaban de confirmar la detención de varios jóvenes que se reunían en parques y callejones en grupos de más de veinte personas para hacer «novelón».