«Esto es kafkiano, de verdad», exclamó ayer Martín Valencia en el aeropuerto de El Prat, en Barcelona, justo cuando se disponía a hacer cola para acceder al control de seguridad. Usó también el adjetivo «kafkiano» seis veces más en menos de media hora para describir procesos como la bajada por las escaleras mecánicas para llegar a la puerta de embarque, la espera de treinta segundos para usar el dispensador de gel hidroalcohólico o la necesidad de depositar la bandeja sucia del bar en el carrito metálico dispuesto a tal efecto. «Si tiene que esperar o levantar peso o, en general, hacer algo que no sea tocarse los cojones, considera que la situación es kafkiana», confirma su hermano Andrés.
«Por supuesto, no ha leído nada de Kafka porque hacerlo es kafkiano», señala Andrés Valencia.
Según confirman otros seis integrantes de la familia Valencia, Martín Valencia abusa asimismo del adjetivo «dantesco», que aplica a cualquier situación que le desagrade. «Limpiar el váter con la escobilla es enfrentarse a un espectáculo dantesco y por supuesto kafkiano si lo tiene que hacer él personalmente», explica de nuevo su hermano.
«Vi un documental sobre cómo se hace el fuet y me pareció un espectáculo dantesco y kafkiano», sentencia Martín Valencia al comentar un reportaje en el que aparecían personas trabajando.
Al cierre de la edición, Valencia ha tildado de «surrealista» su aparición en El Mundo Today, un uso de la expresión que, por primera vez, a su familia le parece pertinente. Aunque luego ha agregado que era también «orwelliana», cayendo de nuevo en la exageración.