Ni procedimiento judicial, ni demanda, ni convenio regulador ni escritura de divorcio ante notario. A partir del mes que viene, para formalizar legalmente la ruptura de un matrimonio bastará con arrojar por la ventana toda la ropa del cónyuge, embutida de cualquier manera en una o varias maletas sin cerrar, y gritarle que no vuelva nunca más para que lo oigan los vecinos, que serán los testigos de todo el proceso y declararán ante el juez si surge cualquier complicación.
«La ley 15/2005 del divorcio exprés estaba bien, pero es que esto ya es la hostia», reconocía esta mañana el abogado matrimonialista Benito Samaniego Conde, que considera que la medida contribuirá a reducir notablemente la saturación en los juzgados. «El numerito de la maleta se podría sustituir también por un estado de Facebook, pero bueno, esto ya es un avance», matiza.
En el caso de las parejas con hijos menores de edad, serán otros padres de la guardería o del colegio los que decidirán quién se queda con la custodia teniendo en cuenta quién va siempre a recogerlos y asiste a las funciones escolares o partidos de fútbol mientras el otro cónyuge está trabajando «o a saber con quién».
Según esta nueva ley del divorcio instantáneo, serán los amigos de cada miembro de la pareja los que decidirán por consenso cómo y con quién tienen que rehacer su vida los divorciados, si es que merecen pasar página.