El sevillano Javier Duro, padre de tres hijos y muy activo en las redes sociales, se ha hecho budista de repente sin haber mostrado antes interés alguno por esta religión ni en general «por nada espiritual», según relatan sus familiares, que atribuyen lo ocurrido «a un vídeo que vio en WhatsApp».
«El nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, asociarse con lo indeseable es sufrimiento, separarse de lo deseable es sufrimiento, no obtener lo deseado es sufrimiento. Los cinco agregados de la adherencia son sufrimiento, reenvíalo a todos tus contactos», declara Duro, completamente inmerso en el budismo y empeñado en «trascender el samsara», algo que desconcierta a su entorno.
«Se ha quitado la camiseta del Betis, algo impensable hace unos días, y se ha puesto una túnica que en realidad yo creo que es el mantel que pone mamá en Nochebuena», comenta su hijo mayor.
La familia cree que la moda del budismo se irá disipando en cuestión de dos o tres semanas, que es lo que tardó papá en abandonar el fascismo al que se entregó después de haber visto un bulo en otro grupo de WhatsApp.
«Me haría mucha ilusión que cayera en el feminismo, aunque fuera solo durante quince días, pero se niega a ver los vídeos que le mando», confiesa el hijo menor de Duro.