“Me ha dado un ataque de ansiedad entre las ocho de la mañana y las once de la noche, con una breve tregua de media hora por la tarde”. Frases como esta son las que va repitiendo Juancho Márquez desde hace semanas. Márquez, natural de Valladolid, identifica como un ataque de ansiedad cualquier actividad rutinaria que implique algún esfuerzo. «Me levanto por la mañana con un ataque de ansiedad que no se me va hasta que por fin me echo en el sofá después de comer. Pero luego vuelve», insiste.
«Lo que para él es ansiedad o incluso pánico, para el resto de personas es la vida misma», aclara el psicólogo Carlos Alonso, que lleva meses tratando al afectado. «No tiene problemas con la ansiedad, lo que le gusta es dormir y todo lo que no sea dormir es, según él, un ataque de ansiedad», zanja el experto.
Alonso le ha explicado a su paciente lo que es un ataque de ansiedad de verdad. «Es algo horrible, nada que ver con lo que siente él, que muchas veces es pereza por tener que levantarse de la cama y afrontar el día. Pero tampoco está deprimido, que es lo que le dio por decir durante una buena temporada», relata.
Según Carlos Alonso, el paciente no padece ningún trastorno. «Si en vez de decir que sufre ataques de ansiedad dijera que le gusta mucho dormir, sería más preciso», concluye.
«Toda esta situación me está provocando ataques de ansiedad constantes», insiste Márquez, ajeno a las explicaciones de su terapeuta.
