Coincidiendo con la explosión del volcán Krakatoa en Indonesia y la actividad mostrada por otros seis volcanes que mantiene a toda la población en vilo, sumada al avance sin freno de una pandemia global contra la que aún no hay vacuna y que sin duda ha transformado nuestras vidas probablemente para siempre, una pareja de Girona lamentaba hoy la falta de contenidos de acción en Netflix, una carencia que, según dicen, hace «que todos los días sean el mismo y que nos aburramos como ostras».
«Estamos todos igual», denuncian mientras sus vecinos se las ingenian para mantener a sus hijos activos y mentalmente sanos y acometen las salidas al supermercado con una precaución cercana a la neurosis y siempre con el fantasma del contagio atenazando cada uno de sus movimientos.
«Hemos visto ya todo lo interesante, es todo un muermo», insiste la pareja mientras su propio país bate el récord mundial de fallecimientos por coronavirus. «Nos volveremos locos como no hagamos algo que mole y nos saque de este bucle», advierten.
«Nadie nos ha preparado para aguantar esta parálisis, yo soy una persona que necesita hacer cosas y cuando no puede ser pues el cine es una opción salvo que lo hayas visto ya todo, que es nuestro caso», argumenta uno de los miembros de la pareja, cuya empresa está a punto de hacer un ERTE. «Voy de bostezo en bostezo, necesito una peli de esas de desastres naturales, o de disparos y explosiones, pero una que no haya visto ya mil veces», sentencia justo cuando el volcán Popocatépl, esta vez en México, proyecta con una violencia sobrecogedora fragmentos incandescentes al firmamento.