Un juego en el que los ejércitos del infierno, formados por miles de demonios mortíferos han invadido la Tierra, se ha convertido en el lugar agradable en el que miles de personas de todo el mundo han podido refugiarse estos días para huir de una realidad infernal, peligrosa y asfixiante. “Cuando apago la consola y vuelvo al mundo real me da una ansiedad tremenda porque creo que voy a morir en cualquier momento, así que vuelvo a encender el juego enseguida, pues todo ahí es paz, calma y sosiego”, explica Teresa Raurell, de Barcelona.
“Uf, ojalá vivir allí, qué envidia”, dice Raurell sobre los escenarios de fuego y pinchos metálicos repletos de acechadores, cacodemonios, barones del infierno y todo tipo de engendros infernales con colmillos, garras y armas que podrían matar a un humano con solo rozarle.
“Fíjate, ni un virus. Es el paraíso”, dice la jugadora hablando en nombre de miles de personas que, como ella, consideran que el planeta Tierra que aparece en ‘Doom Eternal’ es mejor que el real. “Saber que hay un sitio, aunque sea virtual, en el que existe el Arachnotrón, un monstruo con forma de araña que básicamente es un gran cerebro con un fusil que dispara plasma y ráfagas de energía, supone ahora mismo una gran esperanza y es un pensamiento gratificante”.
“Aquí estoy bien, aquí estoy segura, aquí puedo meter el puño en la boca de un demonio sin miedo a su saliva”, concluye la jugadora.