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«Esto es como estar en una cárcel», dice un hombre desde el sofá mientras se bebe una cerveza

DESEA QUE TODO ACABE PARA PODER TUMBARSE EN EL SOFÁ Y TOMARSE UNA CERVEZA

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“Esto es como estar en la cárcel”. Con estas palabras, y desde el sofá en el que se estaba tomando una cerveza fría mientras veía el séptimo capítulo de una serie a la que se ha enganchado estos días, Paco Camuñas, de 46 años, ha mostrado su descontento respecto a la situación que le ha tocado vivir. “Yo no puedo seguir así ni un día más”, se ha quejado mientras se tapaba con la mantita del sofá al notar que le entraba un poco de sueño. La cuarentena es según él “una tortura, literalmente”. Sobre todo porque las series que ha visto en Netflix son, en su opinión, un seis o, como mucho, un siete sobre diez.

Camuñas solo puede salir de casa una hora al día a pasear con sus hijos, otra hora para ir a comprar al supermercado y tres veces por semana a tirar la basura. “Empiezo a tener claustrofobia”, lamenta desde la mesa de la terraza en la que está cenando un bistec con patatas y vino tinto. “No estábamos preparados para vivir una situación tan complicada como esta”, se sincera todavía sin haberse quitado el pijama desde que se levantó de la cama a las diez y media de la mañana.

“Vivo en una prisión invisible, los barrotes no se ven pero están ahí”, relata mientras abre la puerta a un repartidor de Amazon que ha venido a entregarle una Play Station 4. “Cómo echo de menos estar con mis amigos simplemente charlando de tonterías”, añade justo antes de iniciar una videollamada de dos horas con sus amigos de toda la vida.

Debido a las adversidades a las que se ha enfrentado en el último mes y medio -tales como tener que trabajar en el ordenador de su casa en lugar de hacerlo en el de la oficina, o tener que pasar más tiempo con sus hijos-, Camuñas ha empezado a valorar las pequeñas cosas de la vida. “Estoy deseando que todo esto se acabe para poder tumbarme tranquilamente en el sofá a tomarme una cerveza”, declara tumbado tranquilamente en el sofá tomando una cerveza.

Convencido de que todos saldremos más fuertes de esta crisis porque “hemos sufrido más que nadie antes en la historia”, Camuñas reconoce que ahora valora mucho más a los presos que cumplen condena. “Ahora que sé de primera mano lo que sufren, entiendo mucho mejor su calvario”, razona desde la bañera en la que se ha preparado un relajante baño para calmar un poco la tensión por el confinamiento.  

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