Lo ha anunciado la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un comunicado de última hora: investigaciones recientes demuestran que el principal vehículo de transmisión del COVID-19 es el aplauso humano.
“No entiendo por qué hemos tardado tanto en darnos cuenta”, declara el epidemiólogo Fernando Simón. “Si estudiamos la curva de propagación, vemos que el número de afectados empezó a dispararse cuando la ciudadanía decidió salir a los balcones a aplaudir al personal sanitario. Antes de aquello, teníamos muchos menos casos”, explica.
A la luz de esta nueva información, el Gobierno insta a médicos y enfermeras a desempeñar su labor “de una forma un poco menos digna de aplauso” para evitar un aumento exponencial en los contagios. Según Simón, “cuanto más aplauda la gente, más se colapsarán los hospitales, obligando a los profesionales a comportarse con un nivel de heroicidad que originará sesiones aplausos aún más prolongadas, generando un bucle imparable”. Añade también que los españoles que no tengan más remedio que aplaudir deberán abstenerse de hacerlo al aire libre. El modo más seguro, según las autoridades sanitarias, es aplaudir a solas, encerrado en el baño, con guantes y lavándose las manos con jabón varias veces después de cada aplauso.
En internet ya han surgido numerosas iniciativas para frenar esta curva, como la que conciencia a la población mediante el hashtag #AplaudeEnTuPutaCasa.
Las autoridades sanitarias han hecho un llamamiento a la calma y al “aplauso responsable”, confiando en que dicha medida será clave en la lucha contra el virus. Los sectores más alarmistas, en cambio, aseguran que lo peor está aún por llegar, ya que el coronavirus ha sufrido una nueva mutación que le permitirá transmitirse también por «streaming».
